Una mujer se va de viaje a Brasil para asistir a un curso de entrenamiento de dos semanas de su empresa. Su esposo la llevó al aeropuerto y le deseó un feliz viaje. La esposa le contestó:
– Gracias, mi amor, ¿qué quieres que te traiga?.
El esposo soltó una carcajada y le dijo:
– ¡Una brasileña!.
La mujer no dijo nada y fue a embarcarse en su vuelo.
Dos semanas después, él fue a recogerla al aeropuerto y le preguntó:
– ¿Y, corazón mío, cómo te fue en el viaje?.
– Muy bien, muchas gracias.
– ¿Y mi regalo?.
– ¿Qué regalo?.
– Lo que te pedí, pues… la brasileña, jeje.
– Ah, ¿eso?. Verás, hice lo que pude, así que ahora tenemos que esperar unos meses para saber si es brasileña… o brasileño!!