Cornelio está bebiendo como loco en un bar, cuando llega un amigo y le dice:
— Oye Cornelio, ¿que te pasa? ¿por qué te emborrachas así?
— Es que estoy desesperado con mi mujer, es sucia, desordenada, chismosa, y como si fuera poco, acabo de descubrir que me está poniendo los cuernos…¡Quiero suicidarme!
— No seas tonto Cornelio, en vez de suicidarte, porque no la eliminas a ella…
— ¿Pero cómo? ella no es tonta, ella es zagaz y desconfiada…
— Pues, hazlo de una manera sutil, sin que ella sospeche…
— No se me ocurre nada…
— ¿Ya sé! —Dice el amigo—. Puedes eliminarla copulando.
— ¿Copulando? ¡Explícate!
— ¿Sí! Copula con ella todo el día, a toda hora, hazlo 10, 20, 30 veces… todas las que sean necesarias hasta eliminarla.
No había pasado un mes, y se encuentran los dos amigos nuevamente. Cornelio estaba demacrado, flaco, desgarbado, se sostenía en un bastón… Al verlo en ese estado, su amigo le dice:
— Cornelio, no te veo muy bien… pero cuéntame como te fue con tu mujer…
— Por ahí anda feliz. Canta y baila todo el día… ¡La muy idiota no tiene ni idea que se va a morir…!