Un amigo a otro:
– Oye Carlos ya tienes 40 años, ¿no piensas casarte?
– ¿Para que?, si yo tengo dos hermanas que me miman, me quieren y me complacen todos los caprichos.
– Si… pero tus hermanas no te pueden dar todo lo que te daría una mujer…
– Y… ¿quién te ha dicho que eran mis hermanas?