Hay un accidente en un pueblo, en el que mueren el cura y un taxista. Cuando están en el cielo reciben primero al taxista. San Pedro mira la lista y dice:
– A ti te corresponde esta bara de oro y la túnica con rubies incrustados… y lo manda para el cielo…el siguiente!
Y llega el cura, vuelve a mirar la lista y dice:
– A ti te corresponde… un palo y una tunica de algodón!
Ya cuando acaba con las explicaciones le dice el cura:
– Pero hombre ¿como es que a mi me has dado esto? Yo que me pasé la vida predicando y al taxista, que se salta las normas, tuvo tres accidentes y no va a la iglesia ¿y le das todo esto?
Y empieza San Pedro a explicar:
– A ver, aquí desde hace unos años trabajamos por objetivos: cuando tu predicabas la gente dormia, pero cuando el taxista conducía la gente rezaba… ¡objetivos, objetivos!